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9 formas de reducir gastos familiares

 
 
Planea vacaciones baratas
 
En lugar de ir a un hotel puedes viajar con otra familia y alquilar una casa. Suele ser más barato y además les permite cocinar y ahorrarse el gasto de restaurantes. Otras ideas: viaja cerca para evitar tomar un avión. Lleva contigo una heladera portátil con sandwiches, bebidas y otros refrigerios, para no tener que almorzar siempre en restaurantes. Vete de camping. 
 
Vigila tus tarjetas de crédito
 
Si los pagos a las tarjetas de crédito se comen una buena parte de tu presupuesto mensual, trata de consolidar tus deudas o de conseguir un interés más reducido.

 
Recorta gastos superfluos
¿Puedes encontrar un servicio más barato para tu teléfono celular o para el acceso a Internet? ¿Te ayudaría refinanciar tu casa o los pagos de tu auto? ¿Puedes cancelar el servicio de llamadas a larga distancia y hacerlas usando tarjetas prepagadas? ¿Aprovechas de verdad la membrecía en un gimnasio, o podrías hacer ejercicio simplemente caminando o jugando baloncesto en un parque público? Podrías considerar mantener sólo un vehículo para todo la familia y ahorrar en seguro, gasolina y reparaciones. Y pregúntale a tu compañía de la luz y de gas cómo puedes reducir tus pagos. A veces basta con bajar un poco el termostato del calentador, o instalar salidas de agua más reducidas y eficaces en llaves y duchas.
 
Monta una cooperativa
Monta una cooperativa culinaria con tus vecinos y amigos: cada familia cocina la cena para las otras dos o tres familias un día a la semana. Esto ahorra tiempo, crea un sentimiento comunitario e introduce a los niños a mayor variedad de comidas. Además ahorra dinero porque es más barato comprar comida en cantidades grandes (¡sin que eso signifique comer lo mismo dos semanas seguidas!) 

Una cooperativa para cuidar niños también es buena idea. Puedes intercambiar con unos amigos que vivan cerca el cuidado de los niños: una tarde o noche cuidas tú a todos y la otra, ellos cuidan a todos. Así te ahorras pagar una niñera y, además, te quedas tranquila sabiendo que dejas a tus hijos con alguien de toda confianza. 
 
Evita comer fuera
La familia media en Estados Unidos come en restaurantes cuatro veces a la semana, lo cual se lleva una buena parte de su presupuesto. Puedes ahorrar mucho dinero con algunos ajustes que no son demasiado difíciles. Llévate tu almuerzo al trabajo cada día. Los fines de semana, prepara un picnic para comerlo en un parque o en la playa. Llévate merienda cuando visites el zoo o cuando vayas a un parque en lugar de comprarla en la cafetería. Compra un termo individual para llevarte café de casa en lugar de comprar todos esos cafés tan de moda pero tan caros (¡una lectora de BabyCenter calculó que al romper el hábito que tenían ella y su esposo de comprar cafés en cafeterías diariamente ahorraron 2.000 dólares al año!) 
 
Encuentra diversiones más baratas
Ve al cine por las mañanas, alquila películas en lugar de ir al cine, o pídelas prestadas en tu biblioteca local para que te salga absolutamente gratis. Considera si realmente necesitas televisión por cable cuando puedes alquilar tus películas y series favoritas en DVD. 

También puedes ahorrar mientras pasas un rato divertido con tu familia si organizas una noche de juegos de mesa cada semana (en lugar de salir a un cine o a cenar), o si preparan juntos tarjetas de felicitación o incluso regalos en lugar de comprarlos. 
 
Compra inteligentemente
El mayor gasto mensual es la comida, pero hay muchas formas de reducirlo. Puedes comprar al por mayor, usar cupones y tarjetas de descuento. Encontrarás muchas ideas más en nuestro artículo para llenar más tu cesta de la compra con menos dinero
Para ropa, equipo del bebé, muebles y productos similares, visita tiendas de segunda mano o utiliza páginas web que venden cosas usadas. En las tiendas mismas, puedes pedir que te vendan los muebles o electrodomésticos que están en el escaparate o en la propia tienda como modelo. Seguro que ni siquiera notarás una rascadita en la cabecera de la cama una vez la tengas instalada en tu dormitorio, pero ese pequeño desperfecto puede reducir mucho su costo. 

También puedes frecuentar las escuelas de cosmética y peluquería, en lugar de ir a un peluquero muy caro. En muchas escuelas ofrecen servicios como cortes de pelo o tratamientos faciales a precios muy reducidos. 
 
Controla tu presupuesto
Deposita de antemano en un sobre o en una cuenta bancaria el dinero que sabes que vas a necesitar para gastos fijos. Por ejemplo, puedes decidir que vas a gastar X cantidad de dinero cada mes en comprar comida y dividir esa cantidad en cuatro sobres con cantidades iguales cuando cobres tu sueldo. Así, cuando vas a comprar llevas ese sobre y es más fácil que te ajustes a tu presupuesto y minimices tus gastos si ves que te estás sobrepasando. Puedes hacer lo mismo con otros gastos, por ejemplo, el dinero designado para diversiones. Si a mediados de mes ves que ese sobre está quedándose sin nada, podrás enfocarte las últimas dos semanas en diversiones gratis como ir a la bilioteca o a un parque, o invitar a tu casa a los amiguitos de tu hijo para que disfruten sin gastar un centavo. 

También puedes usar ese sistema con gastos grandes como la hipoteca, la luz o los impuestos por bienes raíces. Calcula lo que te cuestan cada año, divídelo entre doce y abre una cuenta bancaria sólo para estos gastos. Cuando cobres tu sueldo, ingresa inmediatamente en esa cuenta la cantidad que necesitarás ese mes para pagar estos gastos. Así nunca te encontrará sin fondos a la hora de pagar una cuenta grande como los impuestos. 
 
Dedica tiempo
Crear y mantener un presupuesto, buscar las mejores ofertas, recortar y organizar cupones de descuento, cocinar, dibujar tarjetas de cumpleaños y otras actividades similares lleva tiempo. Pero cuando veas los ahorros que se van acumulando en el banco y sientas el alivio de llegar a fin de mes sin apreturas, posiblemente concluyas que merece la pena el esfuerzo.